jueves, 30 de mayo de 2013

Ideas que funcionan



La semana pasada asistí al IX Encuentro de La Innovadora Social (un proyecto sevillano que tratar de congregar a emprendedores sociales, ONG, administraciones, empresas y organizaciones de perfil social) para conocer el proyecto Social Innovation for Comunities (SIC), de UP Social.

En pocas palabras, SIC es una iniciativa para resolver retos sociales. Para conseguir este objetivo, identifican problemas de la comunidad y facilitan la implantación de soluciones innovadoras con impacto social demostrado en cualquier parte del mundo.

¿Cómo? Pues buscando iniciativas que han funcionado en otras partes del planeta, seleccionando algunas a través de un jurado participativo, y trayendo a España a los responsables de dichas iniciativas para que expliquen el proceso.

Por ejemplo, en Barcelona se planteaba el reto de hacer más efectiva la contratación de personas con discapacidad. ¿Cómo podía hacerse? Pues una posibilidad era dejar de pensar la discapacidad en términos de “no pueden” para pasar al plano del “qué pueden” promoviendo puestos de trabajo de calidad, sacando el mayor partido de las grandes capacidades fruto de sus parciales discapacidades. Es lo que hace Discovering Hands, en Alemania, una empresa que ha creado un equipo de mujeres ciegas que detectan por el tacto tumores de mama de 5 mm (¡una pasada!).

La prueba y error toma demasiado tiempo y recursos, así que, ¿por qué no importar y adaptar soluciones ya probadas?

lunes, 27 de mayo de 2013

Vista, oído y percepción

Fotografía: Pablo Martínez Cousinou

Fotografía: Pablo Martínez Cousinou

Fotografía: Pablo Martínez Cousinou

Fotografía: Pablo Martínez Cousinou

Éstas son algunas de las imágenes de la campaña fotográfica realizada para la Asociación de Padres de Sordociegos de España (APASCIDE) en el Centro Santa Ángela de la Cruz, situado cerca de Gerena,  en la provincia de Sevilla.

Se trata del único centro de estas características en España y conocer su forma de funcionamiento, el trabajo con sus usuarios, así como al equipo de profesionales que trabajan en el mismo, coordinados por  Olga Díaz, Aída Hernández y Ruth Lirio ha sido una experiencia muy enriquecedora.

Para los no habituados a esta realidad, la inmersión en un universo de signos ajenos, braile, lengua de signos y lengua de signos apoyada, ésta última la utilizada para la comunicación con personas sordociegas, resulta un fascinante ejercicio de reflexión sobre la propia percepción. Una extraordinaria manera de repensar los modos de comunicación más allá de las características concretas del caso, un patrón apropiado y un aprendizaje extensible a las prácticas cotidianas en comunicación social.

Pablo Martínez Cousinou